Lee y escucha

La visita inesperada de una amiga, un lluvioso domingo de primavera, convierte la rutina y tranquilidad en toda una aventura.   

«La monotonía y la desidia tan solo encuentran la recompensa de tu presencia», reconoce el protagonista de la canción.  

La compañía de un amigo puede desearse de muchas maneras. El protagonista de esta historia nos cuenta su particular punto de vista. 

El protagonista está secretamente enamorado de una chica con la que se encuentra ocasionalmente en el súper. 

En momentos importantes de la vida, cuando necesitamos ayuda, tan solo existe una persona dispuesta a concedernos el favor que le pedimos. 

Viaje fantástico a través del espacio, cruzando la mente hacia el infinito. Estrellas, tiempo y asteroides. Nada ni nadie me pueden parar. 

La soledad envuelve la canción entre calles estrechas, tiendas de ropa y bares. Nos persigue, nos desea y nos consigue.

Todo el día en pijama, del sofá a la cama. Incapaz de salir de esa espiral de abatimiento, el protagonista nos canta sus penas.

El parecido entre un ordenador y un ser humano no está tan alejado como pueda parecer.

La cabeza del protagonista gira demasiado deprisa. Igual se descoyunta y sale volando cual electrón atómico. 

Parece ser que no avanzamos, que todo vuelve al lugar de origen. Escuchemos la canción a ver qué pasa

El protagonista proclama que es feliz con tal seguridad, que tendremos que creerle. ¿No?

El protagonista está preocupado por su chica; parece que ha vuelto a las andadas. Se conforma y resigna con amargura. 

A esta singular profesional, lo de lavar y marcar, como que no le va mucho. Ella corta a discreción. 

Súplicas desgarradoras de una mujer enamorada. Amor infinito escondido en críticas nada veladas, destinadas a mantenerlo a su lado. 

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