Quien más quien menos opina de esto y de aquello. Aporta su parecer basado en conocimientos propios o ajenos (aunque aquellos los ha obtenido irremisiblemente de estos) y en la idiosincrasia forjada artesanalmente al paso de los años.
Opinar no es de sabios. Puede que lo sea rectificar, pero ofrecer un punto de vista no es más que abrirnos a los demás. En el fondo en un acto de generosidad. Permitimos que los demás nos observen por dentro y nos critiquen. No es más que sincerarse. Y digo que no es de sabios ya que en más de una ocasión nos deberíamos de haber mordido la lengua. Cada uno de nosotros, en mayor o menor medida, hemos largado más de la cuenta, lanzando juicios sin confrontar datos, al albur de un calentón tabernario, dejados llevar por los vientos del ímpetu, siendo presas de nuestros prejuicios y, por ende, sumergidos en pantanos desconocidos.
Por otro lado, opinamos de lo que nos viene en gana. El lanzar nuestro punto de vista no requiere que seamos especialistas en el tema en cuestión. La osadía no reconoce fronteras. Otra cuestión es que ese juicio suscite interés o sirva para algo. Muchas veces el mero entretenimiento otorga a los pareceres una razón de existir en sí mismo.
Sea como fuere, y siendo como soy, no voy a conformarme con menos. Si cualquiera puede (debe) opinar acerca de lo que considere oportuno, yo no voy a quedarme a la zaga. Y por ello, querido lector, abro mi corazón ante usted con estos pensamientos y reflexiones que si bien puede que le interesen menos que un comino, doy por sentado que le van a divertir.
Luego me juzgue y me reprenda. Por lo menos, así lo espero.
NOTA: No olviden que cada uno de los artículos están expresados en clave de humor, de ironía y que contienen una alta dosis de surrealismo. Que nadie se los tome en serio y se dé por aludido. Mi única intención es la de divertir, aunque para ello tenga que demoler los pilares mejor asentados de la civilización y la cordura.
Autor: Miguel Angel Salinas
