¿Cuántas formas de dolor existen?¿Alguien las ha contado? Supongo que sí, hay gente para todo. Sobre todo, los que se dedican a inventariar, clasificar y tabular datos e información con fines sociales, científicos o, sencillamente, por pasar un rato entretenido.
Desconozco el interés que puede suscitar tan pobre aportación a la sapiencia humana.
Mi primera intención fue hablar del dolor. Reunir en un mismo bloque relatos que o bien trataban de él, lo inspiraban o sencillamente, los personajes lo encarnaban sin que costase demasiado esfuerzo apercibirse de ello.
Sin pretenderlo, convertí ese dolor en mío y me creí presa de las circunstancias. Tamaña adversidad me sumió en una espiral de autocompasión, en un laberinto de infortunios del cual no quería huir, ni siquiera buscaba la vía de escape. Deseaba permanecer por el resto de mis días entre esos desgraciados de los cuales hablo. Y en el fondo, sufría más de siete formas de dolor, muchas más. Decidí establecer el título de la sección tal y como está ya que en la séptima desdicha dejé de contar. No le vi sentido o perdí la cuenta, no lo recuerdo.
Y tan sólo por establecer una cierta armonía y coherencia, escogí siete relatos metiendo la mano en mi baúl de las fatalidades. El resto sigue dentro y no tengo claro si les hice un favor o todo lo contrario. De ciento a viento advierto lamentos y llantos solapados cuando paso a su lado.
Espero reunir fuerzas suficientes para abrirlo algún día.