Mi paraguas de los chinos
Viniste a buscarme a eso de las diez
estabas aburrida, no sabías qué hacer.
Era un domingo de primavera,
llovía hace días y de qué manera.
Pero a ti,
te daba igual.
Viniste sin paraguas y sin anorak,
estabas empapada, un poco nerviosa.
Algo rondaba por tu cabeza,
estabas rara a tu manera.
Pero a mí,
me daba igual.
Pisamos charcos y nos mojamos,
tú te reías de mis tonterías
y en un bar clandestino,
perdí mi paraguas de los chinos.
Pero a ti y a mí,
nos daba igual.
Entramos en el parque para guarecernos,
debajo de los árboles, junto a los setos.
La lluvia seguía nuestros pasos
y el barro se pegaba a nuestros zapatos.
Indolente,
le daba igual.
Nos sentamos en un banco a descansar,
hablamos y hablamos sin parar.
Saqué un paquete de galletas
que guardaba en la chaqueta.
Pero estaban,
casi desechas.
Nos reímos sin parar,
era ya tarde y fuimos a casa.
Nos despedimos en la esquina
y pensaba mientras te alejabas,
que hoy había sido
un día especial.